Amor omnia vincit et nos cedamus amori, es la exhortación y estímulo que nos aconseja Virgilio. La potencia del amor espiritual y divino es imbatible, conduce a todos a la victoria, y como resultado, no teniendo posibilidad de vencer al amor debemos ceder ante este sentimiento tan puro y alto.

Amor platónico, espiritual, divino, terrenal, carnal. Este sentimiento viene representado por el dios griego Eres y del latino Cupido que triunfa sobre cada uno de los sentimientos existentes. Ningún otro sentimiento o emoción es capaz de poder contrastar la belleza, la delicadeza del sentimiento, tan etéreo como tangible, como es el del amor.

En la historia del arte no existe probablemente, un concepto más recurrente que el del amor, sentimiento abrumador, atractivo, impactante, en el arte, en la poesía, en el teatro y en la vida misma.

Sentimiento irracional ligado al corazón, a la pasión, ha sido observado desde diferentes puntos de vista a lo largo de la historia del arte. Artistas han contrapuesto esta emoción con la racionalidad, con la psique, muchos han exaltado su carácter suave y delicado, otros han subrayado su importancia como sentimiento de provocación con referencia al amor sacro o al amor profano o como sentimiento irracional que puede provocar celos y envidias.

Amor capaz de trastocar toda categoría preestablecida, de involucrar al ser humano en una dimensión y esfera de infinidad, de un sentimiento invencible. El Amor que todo lo mueve, citando a Dante Alighieri, es la razón de la existencia del ser humano, tanto para cosas aparentemente simples como para las cuestiones más espirituales.

Un elenco de artistas nos ofrece una lectura diferente e intrigante del concepto de Amor, cada una de las cuales puede hacernos reflexionar sobre los diversos significados y facetas que se le otorgan a este espléndido enunciado.

Texto:
Valeriano Venneri
Loredana Trestin