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DEL TIEMPO: EL ENTREACTO

DEL 17 DE OCTUBRE 2025 AL 7 DE ENERO 2026

Comisariado: Mercedes Gómez-Blesa

El grupo de investigación Laboratorio de Creación Artística y Pensamiento de la UPV, según señala su comisaria, invita a reflexionar sobre lo que Hartog ha denominado el “régimen de temporalidad” en la España actual, es decir, sobre una vivencia inserta en un presente a priori omnímodo; de cómo nos acercamos desde este a nuestro pasado, y sobre de qué manera atisbamos desde el ahora, un incierto futuro.

NATIVIDAD NAVALÓN
TERESA CHÁFER
VICENTE BARÓN
JAUME CHORNET
ALEJANDRO MAÑAS GARCÍA
ABAROA

ESTEFANÍA DÍAZ
MICAELA MAISA
LUIS DE LA FUENTE
SARA MARHUENDA
LUCÍA CASSIRAGA
LUIS FURIÓ

La posmodernidad nos quiso hacer creer que viviríamos cómodamente en un presente eterno de hiperconsumo, al que irían arribando, con lentitud, los países más desfavorecidos. Vivíamos con la sensación de estar atrapados en ese tiempo interminable, sin la nostalgia del pasado ni la posibilidad abierta del futuro. Puro continuum, donde cada instante se absolutizaba en acontecimiento hasta alcanzar el snobismo. Paul Virilio hablaba en La ciudad-pánico de la dromología de la era postmoderna, de la velocidad que se imprimió a ese presente cerrado, debido al progreso tecnológico e informático, que trajo una aceleración del tiempo existencial, con el consiguiente agobio y estrés psicológico. Se aceleró el ahora, se “presentificó” el tiempo real, provocando una especie de amputación del volumen del tiempo, de su profundidad, hasta llegar al advenimiento del tiempo mundial único de la globalización, presente permanente que todo lo succiona El nuevo Saturno.

François Hartog ha denominado a esta experiencia temporal como presentismo, como un presente absoluto que rompe sus lazos con las otras dos dimensiones temporales. Hace tiempo que dimos finiquito a la idea de progreso y se certificó la muerte del futuro. Muchos piensan ya desde “el agotamiento del tiempo”, desde un apocalipsis inminente que hace de la historia una pendiente inclinada hacia el vacío. Es difícil albergar una esperanza en el tiempo venidero, y nos asola una enorme fatiga. No nos atrevemos a hacer planes o proyectos individuales ni colectivos. Nuestras expectativas futuras están en stand by y la vida parece quedarse en suspenso. Es una vida provisional, una vida estancada, sin posibilidad de desarrollo. No future.

El “presentismo” no es, pues, una descripción objetiva de la vivencia temporal, sino una poética singular, perfectamente moderna: al igual que el sujeto moderno que legitimaba sus acciones y estabilizaba su identidad haciendo uso de los tiempos (su verdad fue puesta en el futuro), el sujeto del presentismo hace uso de los plazos para legitimar sus acciones y establecer su identidad. Se distingue del voluntarista sujeto moderno en que sustituye la utopía por la distopía, pero sigue siendo prisionero de una autocomplacencia que es metafísica: lo que le da sus contornos identitarios y legitima sus acciones le supera y se naturaliza en la catástrofe venidera.

El comienzo terrible del siglo XXI con el derrumbe de las Torres Gemelas y, más tarde, la crisis económica de 2008, supusieron el pistoletazo de salida de este tiempo póstumo, un tiempo antes del fin. El miedo ha anidado en nuestros cuerpos. Hemos pasado de la condición posmoderna, como señala Marina Garcés, a la condición póstuma. Esta sensación de acabamiento se ha extendido como un virus y ha desatado el malestar psíquico generalizado en las economías más prósperas y la imposibilidad de subsistir en las más pobres. Hay una experiencia compartida del límite, del fin. ¿Hasta cuándo puede aguantar el sistema? ¿Cuándo va a dar esto el petardazo?

Estamos experimentando la quiebra de ese presente eterno que auspiciaba la globalización y estamos inaugurando el tiempo del sin tiempo. El no future de la nueva condición póstuma no tiene nada que ver con el liberador y desenfadado no future postmoderno. Este no future actual implica desolación, desamparo, desprotección.

Hemos iniciado la cuenta atrás del tiempo que nos queda. De ahí que esta clausura del presente provoque en el sujeto contemporáneo una patología que busca describirse, en términos clínicos, como melancolía, como nostalgia del pasado. Eso mismo sostiene Zigmunt Bauman en su obra póstuma Retrotopía (2017): cuando el futuro comienza a adquirir las características de acabamiento del pasado, el pasado comienza a revestirse del atractivo del futuro. Hay un intercambio de papeles, alimentado por una nostalgia que devuelve al pasado un brillo ilusionante. El ángel de la historia del famoso cuadro de Paul Klee, tan comentado por Walter Benjamin, que dirigía sus alas hacia el porvenir, parece ahora, según Bauman, haber girado su trayectoria hacia el ayer. Esta retrotopía, esta nostalgia por mundos ideales ubicados en un pasado real o soñado que se niegan a morir, se despierta como un mecanismo de defensa ante la desconfianza que siembra el futuro.

Si este presentismo ha caracterizado a la sociedad europea desde 1989, España, desde el comienzo del siglo XXI, ha constituido una anomalía a este régimen de historicidad. La aparición de movimientos contestatarios como el 15-M (2011) y las huelgas feministas, al igual que la formulación de una Ley de Memoria Histórica (2007), hicieron que en nuestro país el presente se abriera a un futuro utópico que diseñaba la esperanza de una forma más justa e igualitaria de democracia, y se girase también hacia el pasado para rescatar una historia olvidada que, a su vez, hacía cuestionar la significación del periodo de la transición y el final de la dictadura franquista. A la inversa de Europa, que pensaba de manera distópica su futuro, España, en el último decenio, se convirtió en el caldo de cultivo de discursos no catastrofistas que planteaban la posibilidad de un cambio social y, por otro, la recuperación y dignificación de un pasado mancillado.

 

Mercedes Gómez-Blesa

Comisaria de la exposición

HOJA DE SALA

VER Y DESCARGAR

¿Hemos llegado con retraso y a deshora?
¿Hemos llegado tarde al primer paraíso
y demasiado temprano al paraíso final?
¿No será nuestro sino vivir en el entre,
en el mientras, en un largo intermezzo,
en una eterna y agotadora prórroga
a la espera de un signo decisivo
que nos indique nuestra última meta,
tal vez nuestro decisivo final?

Los nuevos bárbaros, Mercedes Gómez Blesa

COMISARIA
Mercedes Gómez-Blesa

COORDINACIÓN DEL PROYECTO
Sara Marhuenda

COORDINACIÓN DE LA EXPOSICIÓN
Lucía Cassiraga y Luis de la Fuente

ARTISTAS
Natividad Navalón
Teresa Cháfer
Vicente Barón
Jaume Chornet
Alejandro Mañas García
Abaroa
Estefanía Díaz
Micaela Maisa
Luis de la Fuente
Sara Marhuenda
Lucía Cassiraga
Luis Furió

TEXTOS
Mercedes Gómez-Blesa y los artistas

FOTOGRAFÍAS
los autores y autoras

ORGANIZA
Laboratorio de Creación Artística y Pensamiento
Departamento de Escultura
Universitat Politècnica de València

DIRECCIÓN DE LA SALA
María José Cerdá

TRADUCCIONES
Verbalia

DISEÑO GRÁFICO
Laura Parpal

AUDIOVISUALES
Sergio Moreno
Laura Parpal

MONTAJE
Guillermo Pérez

SECRETARÍA TÉCNICA
Gabriel Irles

ATENCIÓN AL VISITANTE
Milena Bringas
Toñi Amorós
Joaquín Alberola
Ángeles Pastor

LIMPIEZA
Dolores Fernández
Virginia Ramírez
Ana María Sevilla

Ubicaciones


MUSEO DEL MAR SEDE CENTRAL | Castillo Fortaleza (C/ Sacramento,11)

YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO | Portus Ilicitanus (Avda. Portus Ilicitanus - frente al Palmeral)

BARCO PESQUERO | Esteban González (Plaza de la Constitución - junto al puerto pesquero)

AQUARIUM | Fauna y flora mediterránea (Plaza de Fernandez Ordoñez, s/n)

Contacto


Reserva previa a través de correo electrónico o vía telefónica.

Teléfono (+34) 965 41 62 23

secretariamuseo@santapola.es

Horario


MUSEO DEL MAR | SEDE CENTRAL CASTILLO

De martes a sábado | 10:00 a 13:00h y de 16:00 a 19:00h

Domingos | 11:00 a 13:30h

Lunes | CERRADO

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YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO PORTUS ILICITANUS

Visitas guiadas | Fechas y entradas >> aquí

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BARCO PESQUERO ESTEBAN GONZÁLEZ

Visitas acompañadas gratuitas | Fechas y entradas >> aquí

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AQUARIUM

De martes a sábado | 10:00 a 13:00h y de 16:00 a 19:00h

Domingos | 11:00 a 13:30h

Lunes | CERRADO